Vamos a hablar de las zonas de tu bicicleta de montaña que necesitan lubricación de manera recurrente, cómo hacerla y por qué no preocuparse de hacerlo uno mismo. No pretendemos hacer hincapié en la limpieza de tu bici, sino del engrase y la lubricación para mejorar el rendimiento de tu bici.

1. La Cadena

La cadena es la parte más conocida y también la más comúnmente lubricada. Hasta el ciclista más sencillo sabe que periódicamente, en función del uso y de la calidad de los productos que elija, debe dar de beber a su cadena si quiere que el rendimiento de todo el sistema de transmisión sea el mejor.

Sinceramente, nuestro consejo es limpiar y lubricar la cadena para cada salida pero, como obviamente depende de qué salida estemos hablando, tiene sus matices.
Como decimos, lo mejor es limpiar la cadena y volver a lubricar, pero si has rodado por asfalto y en una ruta corta, por supuesto que puedes aguantar un poco más. Sea como sea, es el punto de suciedad más destacado y el punto de rozamiento y fricción más manifiesto, así que cuídalo.

2. Los pedales

Son sin duda los gran olvidados. Pensamos que los pedales no necesitan engrase, pero cuando pasa un poco el tiempo y notamos que nuestra cala no encaja bien o tiene holgura, entonces caemos en la cuenta de que no hemos lubricado los pedales. Sin embargo, es a través de ellos que transmites la potencia a la bici. Así que aplica grasa en las zonas roscadas de los pedales al menos una vez cada 4-6 semanas, y lubricación a las zonas regulables de muelles y pestañas de la zona de enganche de la cala prácticamente cada semana en pequeñas cantidades. Aquí funciona muy bien un lubricante en spray.

3. El desarrollo

No basta con aplicar lubricante o cera en la cadena y en el cassette, sino que también el cambio necesita su lubricante. Es una zona muy expuesta así que es conveniente aflojar su tornillo, desmontar, limpiar con cepillo de dientes y desengrasante (cepillo específico y producto específico si quieres un resultado óptimo) y lubricar debidamente. Es fácil de poner y quitar y te evita problemas de cambio y pequeños sonidos indeseables.

4. Tija telescópica

Si tu tija es fija, también deberías sacar, limpiar, engrasar y volver a regular. Pero si es telescópica debes poner gran énfasis en ella, porque en gran medida su rendimiento va a depender de tu cuidado. Límpiala bien después de cada salida y revisa que esté bien regulada. Engrasa la zona que encaja con el tubo del cuadro. De igual manera si tienes un dropper remoto, deberás lubricar la guaya y su respectiva funda.

5. Potencia

Es otro de los grandes olvidados porque parece que supone desmontar la bici. Pero, en serio, es desapretar un tornillo y halar. Y luego, engrasar bien para volver a colocar en su sitio. No te preocupes, no vas a provocar ninguna avería, es de las zonas menos vulnerables, pero sí que necesita de engrase para que su rendimiento sea el mejor, piensa que en su giro va tu seguridad y tu precisión de trazada.

6. Bielas

Las bielas de una bicicleta tienen todos los argumentos para que el ciclista cree que no deben engrasarse: no se ven, son dos y parecen difíciles de desmontar. Pero nada de eso, desmontarlas es tan fácil como aflojar uno o dos tornillos y aplicar grasa tan sencillo como ponerla en una fina capa directamente en el cilindro de la biela. Hazlo al menos 3 o 4 veces al año y cuidarás mucho mejor el rendimiento de tus bielas.

¿Qué lubricante usar para cada componente?

Por supuesto, sobra decir que no debes confundir el tipo de lubricante para cada una de las partes que te hemos puntualizado. Una cosa es la grasa, otra el aceite y otra la cera. Es muy distinto usar uno u otro, aquí si debes tener cuidado. También, cuidado con la limpieza.

Para la transmisión y pequeñas partes, hablamos de una lubricación distinta. Los aceites lubricantes sirven para pedales o desarrollo y se pueden encontrar en formato líquido o spray, aunque últimamente en la cadena y el cassette ha crecido mucho la aplicación de ceras lubricantes por su buena lubricación, su fácil aplicación, porque no ensucia y porque suelen acumular menos suciedad.

La grasa blanca se usa para las zonas de contacto entre metal y metal de forma completa, es decir, sobre todo zonas roscadas o cableadas. En estas zonas, a menudo ocultas y protegidas de los factores externos (suciedad y meteorología), se aplica una grasa específica.
Cualquier solución es buena siempre y cuando no confundas los lubricantes.

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